Tras la linterna de papel
En Antofagasta decir Sabella es decir desierto, mar y cerros. En Arica, su obra se encuentra en librerías, en las pulgas y en más de un bar donde se juntan a recitar los poetas del norte. En Santiago, la estación Ecuador del Metro fusiona sus poemas con los dibujos de niños en grandes mosaicos, que adornan la espera de los pasajeros que ahí se detienen. Y en mi mente, solo sus palabras y la luz de su linterna de papel que iluminó al norte con el periodismo distinto, con las letras de un comunicador que no se limitó a la censura, ni a la precariedad, sino que de la adversidad construyó su pasquín que por años circuló por esquinas de obreros e intelectuales, que interactuó en sus discursos, charlas y tertulias y que se retroalimentó en el misterio de las palabras que sustrajo de cada rincón de este norte querido.
Aún no sé que es lo que me habla el poeta, lo que sí sé, es que Andrés Sabella partió antes de la llegada de los blogs...
¿qué fome, no?...
Nos perdimos un gran bloggista.
* Musa del Mar - 12 Estampas - Andrés Sabella