domingo, noviembre 07, 2010

Llueve


Es noviembre y llueve. Con fuerza llueve. Me gusta mirar el cerro y ver como el vaho sale de entre los árboles hasta formar una capa de niebla que comienza a cubrir la ciudad. Llueve y sigue lloviendo.

La calle se hizo espejo. Las luces de los autos se duplican cuando cruzan el puente. El río corre con más fuerza que todo los días de la semana junto. Y la luz del poste que está en la esquina del parque no fue visitada por las polillas que se reúnen todas las noches a volar a su alrededor.

Llueve en primavera, como si las nubes se hubieran equivocado de estación. Como si el cielo añorara a julio o deseara ser agosto. Llueve desquitándose por todos esos días que no llovió. Llueve con furia. Llueve sobre Santiago.