domingo, julio 30, 2006

Desarmados - Desalmados

"No hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida... "
Milonga del Moro Judio
Jorge Drexler


No basta con presionar las manos, el puño, ni mis desdos enlazados. Con los ojos bien abiertos, sin pestañar ni un instante para ver como desde lo que fue un edificio sale un niño, sale una niña, sale un cuerpo, sale un cuerpecito y recostado junto a otro se cubre en un plástico que lo protege de mis ojos, de los tuyos, de los del mundo. Quizás dormían cuando la maldita guerra con forma de misil, de territorio, de religión, de raza, de PODER, cayó sobre sus manos pequeñas, sus pies pequeños, su corazón pequeño y su miedo enorme. Explosión de odio de una concepción tuerta de construir la paz con la violencia que nunca será bienvenida, por lo menos yo no le abriré la puerta para saludarla.

Lejos suenan esas bombas, los llantos no interrumpirán mi sueño, ni siquiera tengo que preocuparme de ir a ver si en el otro barrio hay heridos, pues la guerra está lejos y la masacre también. Pero el dolor de los niños muertos, de un pueblo invadido, de un estado exiliado, de una madre adormecida no puede no dejarme indiferente.

Comparto las letras de Drexler y su Milonga del Moro Judio

Por cada muro un lamento
En Jerusalén, la dorada
Y mil vidas malgastadas
Por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
Y aunque sangro de tu herida
Y cada piedra querida
Guarda mi amor más profundo
No hay una piedra en el mundo
Que valga lo que una vida.



Yo soy un moro judío
Que vive con los cristianos,
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.



No hay muerto que no me duela,
No hay un bando ganador,
No hay nada más que dolor
Y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
No importa el disfraz que viste,
Perdonen que no me aliste
Bajo ninguna bandera,
Vale más cualquier quimera
Que un trozo de tela triste.



Yo soy un moro judío
Que vive con los cristianos,
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.



Y a nadie le dí permiso
Para matar en mi nombre,
Un hombre no es más que un hombre
Y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
Seguirá, yo me habré ido;
Rumbo también del olvido
No hay doctrina que no vaya,
Y no hay pueblo que no se haya
Creído el pueblo elegido.



Yo soy un moro judío
Que vive con los cristianos,
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.
No sé que Dios es el mío
Ni cuales son mis hermanos.



Yo soy un moro judío
Que vive con los cristianos.
OIR ACA

domingo, julio 23, 2006

Cumpleaños

Fin de la jornada. Se fueron los 27.

23. Julio. Domingo. 28 años.

Algunos llamados, varios abrazos, mucha conversa y compartir al máximo para celebrar otro cumpleaños.

Familia, amigos, más familia, más amigos, la torta y apagar las velas que un nuevo año empieza.

Buen domingo y un excelente fin de semana, para dejar un breve testimonio en mi blog, en esta bitácora de los viajes de mi vida.

martes, julio 18, 2006

Por aquí pasé...

Nuevamente alejado de mi blog.

No culpo al tiempo... reloj y calendario poco pueden hacer, solo observan y recuerdan que por aquí hace tiempo que no paso.

Y es esta visita corta, el saludo de caballero que no me he olvidado, las palabras gentiles y la sonrisa que aún existo...

Ni debut, ni despedida, para este bloggero del desierto. Ni debut, ni despedida para este bloggero que por mas de un año está sintonizando este canal de palabras al lado del Pacífico.

Por aquí pasé y por acá me quedo, en esta ventana intermedia de un martes que ya parece jueves.

Vuelvo altiro...

jueves, julio 06, 2006

DEformando

A propósito de mi post anterior sobre Patas de Perro, hoy estuve dando una vuelta por la red y observando las fotografías de Diane Arbus. En el caso de lo primero, Carlos Droguett narra la historia de este muchacho que nace con patas de perro y sufre la discriminación de su familia, sociedad e incluso el rechazo de sí mismo, mientras que Arbus capta en sus imágenes los patas de perro de la vida cotidiana, de aquellos que no vemos porque no queremos; de aquellos que como bien decía Arbus "nacieron con sus traumas" y ya no temen a vivir experiencias traumáticas. Esos personajes extraños que dejan de ser invisible cuando son noticia o cuando alguien por ahí tropieza con ellos y en medio de sus diferencias descubre que respiran, que se mueven, que son humanos y que también sienten, son los que encuentro en estas plásticas. Y es que Arbus es capaz de captar con el lente la imagen mimetizada de nuestros temores materializados en el "semejante diferente" y en el "prójimo lejano", que se pierden en la sombra de una esquina en medio de la basura de la ciudad o simplemente en la pared blanca, demasiado neutra que no admite interpretación al observar más allá de la primera impresión.

Ni gigantes, ni deformes. Ni enanos, ni travestis. Solo seres humanos, tan cotidianos que sorprenden, seres humanos que capturan nuestra mirada con el morbo ciudadano de encontrarse de frente con la realidad que miramos de reojo.

Algunas fotos de Arbus
captadas en la señal que llegó a este canal perdido en el desierto.