Conversaciones de kioscos
Aún es común ver en los kioscos suplementeros de Arica, a eso de la una de la tarde, a grupos de personas que se acercan a leer lo que publican los diarios de circulación nacional. Leer la portada, que hoy más que informar, busca impactar con una gran fotografía y un título que apele a las emociones, es un ejercicio poco productivo, si es que deseamos mantenernos informados de lo que ocurre fuera de nuestra ciudad. Dicho ejercicio debiera ir en franco decaimiento, pues la irrupción de Internet se adelanta al arribo del mediodía de la prensa nacional y nos informa con un mayor contenido lo que ocurre de forma casi inmediata.
Es así que Internet como un nuevo medio de comunicación, cumple una función mesiánica para la nutrición de nuestro bagaje de lo cultural y lo contingente. La gran cantidad de contenido, y pluralidad de visiones que nos entrega nos permite ampliar nuestra opinión frente a determinados hechos y fundamentar nuestras conversaciones.
Atrás debieran quedar entonces las conversaciones kiosqueras que se reducen a opiniones redundantes sobre lo que publicó la tapa del diario y que finalmente, entre comentario y comentario nos estructuramos una película que nos deja con la sensación de estar plenamente informados. Situación similar ocurre también con la televisión, radios y los mismos periódicos en sus tapas interiores, que se conforman con publicar noticias del extranjero, basada en comunicados efímeros que envían las agencias internacionales, careciendo de la visión crítica que nos permite contrastar visiones para construir nuestra propia opinión.
Héctor Vera en su libro La Comunicación Seductora, grafica bien esta situación, “no porque se nos muestras escenas de hambre en África, logramos conocer las causas, los responsables, las dimensiones reales del hambre o sabemos de sus perspectivas futuras. Creemos estar viviendo el problema del mundo, porque una imagen de cualquier lugar nos ha llegado. Esto es pura ilusión".
Las ilusiones y fantasías informativas dejémosela a las dictaduras y naciones muy pobres, pues en nuestro país ya no se justifica las opiniones poco fundamentadas, si tenemos acceso a diferentes medios que entregan variados puntos de vistas, sobre todo en Internet. Por ello, si seguimos sumergidos en las conversaciones de kioscos, nuestras opiniones no serán más que diálogos mediocres que se fundamentan en informaciones sin sustento y que nos mantendrán siempre dentro de la jaula de la inverosimilitud de nuestras afirmaciones.
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