sábado, marzo 22, 2008

Del corresponsal de guerra al corresponsal ciudadano



Pensando en Chile y en como la corrupción, la falta de probidad y muchos otros lastres del servicio público están mostrando bastante más que la cola, veo un mayor acento en nuestra labor como profesional y especialmente, en nuestra misión ciudadana a través del periodismo participativo. Periodistas no hay en todas partes, pero sí hay ciudadanos de todos los oficios y profesiones, en distintos lugares y en distintos espacios; potenciales ojos vigilantes del actuar público de lo que hoy ocurre en nuestro país.

La presencia de personas inquietas y motivadas a sumir la movilización desde sus espacios, hoy encuentra una plataforma mucho más rápida para la acción, como lo es la web 2.0, en sus prácticas como los blog y los diarios ciudadanos.

Un par ejemplos encuentro en El Morrocotudo, una crónica que publicó Francisca Gamboa, escolar de un liceo de Arica, donde da cuenta de la mala administración municipal de su establecimiento, y otra que escribe Cristian Mena, donde relata la falta de seriedad de los concejales, que no asisten a una votación tan importante como es la de elegir al alcalde suplente de Arica. Ambas contadas desde la vivencia del momento, desde lo visceral de la rabia y desde lo inteligente de la estrategia para generar el cambio a través de una publicación.

La utilización de este medio participativo, permitió poner en el debate el actuar de la administración pública municipal, tema no menor para este año que enfrenta una mayor sensibilidad comunicacional al ser un período de elecciones.

Al Telégrafo

Tomando un poco de historia y graficando este fenómeno, la web social es para la probidad pública, lo que fue ayer el telégrafo para las guerras. La presencia de este aparato de comunicación, no solo permitió conocer con mayor rapidez lo que ocurría en el teatro de operaciones, sino que dejó al descubierto la corrupción de los grandes oficiales, en desmedro del soldado que no solo sufría el rigor de la guerra, sino que el abandono de sus propios superiores.

Raúl Sohr en su libro, "Las Guerras que nos Esperan: EEUU Ataca" explica como William Howard Russell, periodista del Time de Londres y el primer corresponsal de guerra, se transformó en un testigo público de la ineptitud en la conducción militar durante la guerra por la Península de Crimea entre Rusia y Gran Bretaña en 1854.

El telégrafo surge acá como un gran protagonista. Con 14 años desde su irrupción, Russell lo utiliza para despachar en el momento lo que observaba de la mala acción militar. "Las desgarradoras crónicas de Russell impactaron a los británicos. Lord Raglan montó en cólera y declaró que los despachos del corresponsal exponían a sus tropas y eran un regalo para el enemigo. Finalmente, la pluma pudo más que la espada y Raglan y el ministro de Guerra tuvieron que renunciar", cuenta Sohr en su libro.

Reaccionar y Modificar

"Las informaciones ya no eran meros datos para registrar pues la suerte ya estaba echada: ahora era posible reaccionar y modificar el curso de acción gracias a despachos oportunos", excelente cita de Sohr para explicar lo ocurrido en Londres y que dejo a la reflexión para extrapolar a nuestro trabajo ciudadano.

El periodismo participativo y en su esencia el blog, permiten ir configurando la mirada de construcción de país con la inmeditez de la publicación. La reacción ciudadana veloz, sin topes de los círculos censores del poder, hace que la posibilidad de modificar acciones contrarias a la probidad pública, se torne mas habituales y limiten el actuar libre de la impunidad soslayada.

Si ayer los generales vieron fin al velo que cubría sus libertades comandando guerras, hoy los entes corruptos deben observar con temor y real preocupación como cada vez es mas delgada o vulnerable la cortina que cubre sus vergüenzas.

En fin, hoy habemus corresponsales ciudadanos... por suerte para todos, ahora "la suerte no está echada".



Foto: Unexploded Bombs in London from NY Times Collection, ca. 1948 (NARA)
pingnews.com

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