jueves, febrero 25, 2010

Jesús Inostroza cazando el corazón de la patria


Foto (c) Martin Thomas (Inostroza en una protesta con familiares de detenidos desaparecidos)

En plena campaña presidencial de Ricardo Lagos, me llegó un afiche con unas 7 fotografías de personas en diferentes lugares Chile. En ninguna salía el candidato, ni otro tipo de propaganda, a lo más una banderita chilena en manos de un grupo de niños; era una apelación al corazón de la patria retratado en rostros, sonrisas y miradas, del país que soñamos construir. El afiche terminó pegado en la ventana de mi casa.

El fotógrafo era Jesús Inostroza. Maestro de la captura emotiva, de la caza del momento que pasa de ser un instante a una imagen que conmueve, y así lograr que trascienda la simpleza del ser humano en la grandeza del caminar por una calle de Santiago o de asomarse a mirar por una ventana en cualquier campo de nuestro país.

De lo que conozco de su trabajo, son más bien fotografías periodísticas; pero de ese reporteo con literatura y poesía, que acá pasan del texto a las líneas, colores y miradas de una imagen hermosa. No lo he visto en exposición, ni en recopilaciones de libro, solo en fotografías de esas de los primeros presidentes de nuestra democracia, en alguna foto de un diario o en otra de otro afiche por ahí.

Soy de aquellos que se conmueve con Inostroza y su trabajo. Dejo algunas fotos de él (las tomo sin su permiso, pero creo necesario compartirlas al mundo).

martes, febrero 23, 2010

El secreto de esos ojos



De esos ojos que miraron más allá de la historia común y trazaron el serpenteante relato de una historia de justicia, amor y seres humanos. "El secreto de sus ojos" la gran joya.

Dónde quedó esa justicia que se pierde en los poderes invisibles que asolaron a nuestro continente y que hoy se tiñen de un tono distinto. Dónde quedó esa justicia en medio de mis temores y arrebatos de soledad absurda, para el amor que voy postergando. Dónde quedó la justicia, la que sacia, la que calma, la que frena.

El Secreto de sus Ojos, excelente trabajo argentino español en nuestros cines. Un guión como un ladrillo de sólido y la dirección contundente, como los hilos que amarran los diálogos de esta película.

Cruda. Fuerte. Con humor y agobiante. Un regalo a los sentidos. Un paréntesis al pensamiento.

lunes, febrero 01, 2010

¡Adiós a la pequeña Rockstar!



Como por arte de magia despertó en Santiago. Cómo por arte de magia su tío llegó a nuestra capital a buscarla. Es así como se tejió la historia de estas enormes marionetas que recorrieron las calles de nuestra ciudad, transformándose en toda una revolución entre quienes acudimos a observalas.

A diferencia de su anterior visita, esta vez sí pude ver su andar por el país. Y ¡caramba!, que fortuna fue el apreciar tamaña intervención cultural; no solo intervención en las calles, sino que también en las emociones de quienes las habitan.

Fue así que la Pequeña Gigante y el Tío Escafandra, me impactaron en su belleza y sofisticación. En su andar calmado, en sus pausas para refrescarse o echar la siesta, en su mirar curioso a los "otros curiosos" que estábamos en la acera observando y en su puesta en escena que no promete más que una historia simple, pero de una magia más que permanente.

Por el Parque Almagro navegando o durmiendo junto a un geiser frente al Mercado Central, fueron parte de este paseo, que más que andar por calles, se transformó un recorrido de símbolos de la ciudad y de su estructura. La Moneda, la Alameda, el Parque O'higgins, la Plaza de Armas, entre otros, son elementos constitutivos de nuestra identidad, siendo el paso de los gigantes un saludo al corazón de nuestro querido Chile.

Ternura y magia, brillaba entre quienes con banderas, cintillos y credenciales del fans club oficial de la muñeca colgadas en su cuello, gritaban, cuan estrella de rock, cuando ésta se acercaba. La pasión crecía aún más, cuando la marioneta agachaba la cabeza, miraba y saludaba con sus ojos a los que yacíamos de pie aplaudiendo.

Y si se trata de resumir el paisaje del momento, hablaría de niños en los hombros de sus padres entusiastas que sorprendidos gritaban un ¡hola!; mientras que en las calles paralelas se vivían verdaderas maratones para ganar tiempo y esperar una cuadra antes que llegara la pequeña.

Tener en nuestro país a una compañía como Royal de Luxe, no es menor, y bien lo supo el público que aprovechó cada calle intervenida y las transmisiones en tv para seguir en paso de tan excelsas visitas. Un show que revivió con fuerza la emoción de la ciudad colectiva; de la recuperación del espacio público; de la cultura de un pueblo que madura para disfrutar del arte en las calles; de entender que la magia está en querer creer y no temer a aplaudir con fuerza y gritar a todo pulmón. Un show para agradecer por haberlo vivido. Y un momento para decir adiós a estos personajes, verdaderos rockstar que vinieron a remecer el corazón chileno.