miércoles, diciembre 30, 2009

Mejor Imposible



Fue de esos momentos en que me encontré frente a un televisor en la madrugada y por la magia de control remoto, apareció "Mejor Imposible". Una de mis cintas favoritas. La fui a ver al cine, allá en Antofagasta, en los tiempos de estudio, en las escapadas al cine en la noche, después de clases con los amigos. Aún mantengo en mi recuerdo la emoción tras el crédito y las conversaciones de micro después de haber visto la película.


Antenoche me pasó lo mismo. Nuevamente viéndola. Observando esos detalles que se pasaron de largo y esos diálogos que no recordaba. Pasajes maravillosamente sencillos, como los que me gustan en el cine. De diálogos íntimos, universales, míos y de otros; de situaciones de dolor cotideano y de alegrías comunes, que resaltan la maravilla del ser humano. Como el gruñón afortunado de ver lo que otros dejan pasar en las manos que sirven el desayuno. Como el pintor y su reencuentro con la espalda, la luz y el trazo. Una declaración gratamente no correspondida y una panadería que huele a cálido.

Espero no volverme un Melvin Udall (Jack Nicolson), amargado y maniático, yo a diferencia de él, amo a los perros y soy desordenado. Espero no caer en esa ecología viciosa y odiosa, pero sí mantener su capacidad de asombrase, de mutar, de transformase. La capacidad de ser mejor persona, sin importar los años que lleve encima. La capacidad de atreverse, de jugársela.

Me gustan también esas películas de amor maduro, donde no se oferta amor aterno, sino que lo importante es la oportunidad. Es estar ahí en el momento y querer que las cosas pasen, por muy absurdas que puedan resultar. Si la en la vida se sigue unido, se verá después, ya que en esta cinta no importa. Para qué, si lo que interesa es que se dio el paso necesario.

Helen Hunt impecable. No brilla la belleza, su cuerpo, ni estilo. Brilla su carácter, su dulzura, su fuerza. Sus ojeras y manos húmedas. Su espalda desnuda y la risa cuando está feliz. Greg Kinnear, otra actuación brillante, sutil hilo de dolor y humanidad que teje y cruza a los otros personajes en el nudo de la cinta.

Es la simpleza de la cinta y la indagación profunda en el ser humano, lo que me atrapa, lo que sumado a los diálogos de los tres protagosnistas y del humor inteligente, recurrente y muy recurrente que hace de esta obra una comedia maravillosa.


Mejor imposible, una de mis favoritas. Buena inyección de ánimo para terminar el día con una sonrisa.

Hans Zimmer y As good as it gets